El capítulo I de Historia de la Estética de Raymond Bayer, titulado: Situación de la investigación estética al aparecer el platonismo; versa sobre dónde podemos entrever la estética en la época antigua, para ser más específicos, cómo se observa la estética antes de presentarse Platón.

 

             Siguiendo al autor, señalaremos tres momentos: 1) método mitológico-poético, 2) metafísica y cosmología, 3) Sócrates. El primer período está caracterizado por la tradición de los poetas de cantar al mundo y sus bellezas; el medio para captar los balbuceos estéticos se asentó en demostrar aquellos casos en los que se presenta el adjetivo kalós entre los poetas griegos.

             En Hesíodo, comenta Bayer, dicho adjetivo aparece aplicado a la mujer, la mujer es un Kalón Kakón, un mal hermoso. Él habla de la belleza externa, es bello aquello cuya armonía asombra a la vista. Con este autor, el término de lo bello se ajusta por primera vez el a una expresión humana; luego, dicho término se hace extensible constituyendo una excepción debido a que, la belleza es ante todo un atributo de la mujer y del mar.

             Hesíodo vislumbró la relación entre lo bello y el bien, además, previó una de las diferencias fundamentales entre ambos: el bien, es algo útil y mediato, que por su carácter de utilidad presupone dos elementos: un medio y un fin; la belleza es un acto único total y global, por tal razón, no presupone ninguno de los dos elementos mencionados anteriormente. Asimismo, respecto de la finalidad plantea Hesíodo una diferencia entre éstos, el bien es mediato y lo bello inmediato.

             Ahora bien, Homero al utilizar el término Kalós hacía referencia sobre una intuición exterior; para él la fuente de la belleza es la naturaleza. La belleza en el hombre no existe por sí misma; ésta está asociada con la fuerza y la bondad. En Homero, no se halla ningún vínculo entre lo bello y el bien (como útil).

             Para éste, lo bello es lo que se presenta a la vista. La estética de Homero queda siempre sujetada a normas de decencia y conveniencia exteriores. Bello es sinónimo de decente; y es todo aquello que hace o expresa el ideal de un “hombre honesto”, de un hombre de mundo.

             Sobre los poetas líricos podemos decir, siguiendo a Bayer, que engloban tres grandes escuelas: los líricos eróticos, lo heroicos y los elegiacos.

             Los líricos eróticos plantean que lo bello se identifica con lo justo. Los heroicos ya no identifican la belleza con la heroína, la mujer, sino con los hombres, los héroes varones. Pare éstos, el bien se liga a lo bello y se exterioriza con la belleza. Los elegiacos por su parte, insisten en la belleza física; éstos son pesimistas y dividen a los hombres en dos categorías: loa aristócratas y el populacho. La vida no vale la pena de ser vivida más que por los aristócratas.

             La tragedia desemboca en la misma idea  negativa del pensamiento de los elegiacos; para los trágicos la belleza se relaciona y se asocia aquí con la idea de muerte. Los trágicos ven la belleza en la muerte, en la renuncia, en el sacrificio de la vida. La tragedia griega pretende reconciliar al hombre con su destino. El hombre llega al saber como consecuencia del sufrimiento. Esta tragedia se compone de dos elementos: lo trágico propiamente dicho y el espíritu de justicia, de equilibrio, de mesura.

             Sobre el segundo momento, metafísica y cosmología, podemos decir que, la escuela pitagórica fue la primera en hacerle un lugar a la estética, dada la armonía que proporcionan los números a la naturaleza; ésta obra siguiendo medidas determinadas.

 

            La estética propuesta por los pitagóricos afectó de forma cuádruple el platonismo,

  

                        (…) por su formalismo, el número y la medida, las figuras y la perfección geométrica; por la teoría del alma-armonía que, en Platón, adopta la forma moral de un temperamento y una mesura de las virtudes; por la teoría de las Ideas y del esplendor de los modelos; y, finalmente por la participación e imitación de los números por parte de las cosas.[1]

             Finalmente llegamos a Sócrates, su doctrina desarrolla dos principios que se encuentran asociados y que conforman los dos puntos esenciales de su pensamiento: la mayéutica y la kalokagathía.

             La kalokagathía es un concepto semimoral y semiestético que consiste en una fusión de la belleza y el bien. Sócrates considera que lo bello y lo bueno son idénticos cuando se les piensa en relación a una cosa diferente. Parta este filosofo la belleza en sí no existe, ésta siempre está asociada con lo útil. Pare este filósofo, es bello lo que es útil. Sin embargo, plantea Sócrates según Bayer, que hay que hacer una distinción entre lo bello en tanto bello y las cosas bellas.

 

[1] BAYER, Raymond. Historia de la Estética. Traducción de Jasmin Reuter. F. C. E. México, 1998. Pág. 31.

Powered by CComment