Jorge Luis Borges, Nació el 24 de Agosto de 1899 en Buenos Aires, Argentina. Y muere en Ginebra en 1986. Hablaba desde su infancia inglés por influencia de su abuela materna, y castellano un poco más tarde. Decide ser escritor a los 7 años y escribe un resumen de la mitología griega en inglés. Publica algunos poemas y manifiestos en la prensa literaria en España donde reside desde 1919 hasta 1921. Allí publica su primer libro de poemas: “Fervor de Buenos Aires” en 1923, y  un año más tarde algunas revistas literarias y los libros “Luna de Engrente” e “Inquisiciones”.

 

 

Por: Adrián García 11/05/05

Mientras estudiaba se relacionó con muchos escritores Ultraístas. “Borges participó activamente en este movimiento durante su estadía en España, publicando unos cuarenta poemas en Grecia y Ultra (revistas literarias “ultraístas”), en el texto de ultra afirmaba: “Su volición es crear: es imponer facetas insospechadas al universo. Pide a cada poeta una visión desnuda de las cosas, limpia de estigmas ancestrales; una visión fragante, como si ante sus ojos fuese surgiendo auroralmente el mundo. Y, para conquistar esa visión es menester arrojar todo lo pretérito por la borda.”[1]

Regresa a su país natal en esa fecha. “La crisis económica mundial que estalló en 1929 tuvo serias repercusiones en la Argentina. El desempleo y otras dificultades provocaron una profunda inquietud social y política que llevó a que en septiembre de 1930, a dos años de que comenzara la segunda presidencia de Yrigoyen, los conservadores, aliados con los militares y dirigidos por José Félix Uriburu, dieran un golpe militar que interrumpió, por primera vez desde 1853, la continuidad constitucional argentina, poniendo a la oligarquía nuevamente en el poder.

 Este periodo, conocido como la “Década Infame” (aunque otros autores prefieren emplear la expresión, mucho más aséptica, de “Restauración Conservadora”), caracterizado por el fraude electoral y la corrupción. Las condiciones económicas mejoraron durante el mandato del general Agustín Pedro Justo, aunque se intensificó la agitación política, que culminó con fallidas rebeliones de la Unión Cívica Radical en 1933 y 1934. En mayo de 1936, en los comicios presidenciales convocados para renovar el cargo, resultaron electos Roberto María Ortiz como presidente y Ramón Castillo como vicepresidente, gracias al fraude electoral generalizado.

 Sin embargo, Ortiz tomó fuertes medidas para fortalecer la democracia: se reprimieron actividades subversivas de los agentes alemanes, que se habían incrementado tras la victoria del nacionalsocialismo en Alemania, y la corrupta maquinaria electoral del país fue desarticulada. Al estallar la II Guerra Mundial, Ortiz decidió mantener la posición neutral que Argentina había tomado durante la Gran Guerra.

 En julio de 1940, Ortiz renunció a su cargo por enfermedad, asumiendo la presidencia Ramón Castillo, un conservador que abandonó la línea seguida en política interior y exterior por su predecesor, aunque mantuvo la neutralidad, y aún luego del ataque a Pearl Harbor se negó a romper relaciones con las potencias del Eje.

 Castillo fue depuesto de su cargo en 1943 por un grupo de militares encabezado por Arturo Rawson, partidario de la ruptura de relaciones con Alemania y Japón, y contrario a la designación de Robustiano Patrón Costas como sucesor de aquél. Sin embargo, y debido a las rivalidades internas dentro del grupo que había provocado el golpe, Rawson fue obligado a dimitir y la presidencia provisional fue asumida por el general Pedro Pablo Ramírez, otro de los líderes del golpe. Poco después, Ramírez disolvió los partidos políticos, cerró los diarios de la oposición y sofocó los últimos restos de democracia en el país. Debido al aislamiento económico por parte de Estados Unidos, en enero de 1944 el gobierno se vio obligado a declarar la ruptura de relaciones con Alemania y Japón.

 Temerosa de que Ramírez se dispusiera a declarar la guerra a Alemania por la presión de Estados Unidos, una Junta Militar, los llamados “coroneles” (integrados en una influyente logia militar denominada Grupo de Oficiales Unidos), le obligó a renunciar el 2 de febrero de 1944 (dada la simpatía que esta Junta Militar tenía por las fuerzas del Eje, el mantenerse neutral se debió a la inseguridad de sus miembros respecto al resultado de la contienda y al interés por sostener una relación óptima fuera quien fuera el ganador). Uno de los personajes centrales de esta Junta era el coronel Juan Domingo Perón, quien había ocupado el puesto de subsecretario de Trabajo durante el régimen de Ramírez, continuando en dicho cargo tras su sustitución por el general Edelmiro Julián Farrel, de quien era su vicepresidente. Además, Perón estaba a la cabeza del Ministerio de Guerra, lo que lo convertía en un hombre de muy amplio poder.

 A pesar de las alegaciones de solidaridad con la causa aliada, el gobierno siguió reprimiendo toda actividad democrática y protegiendo a los agentes alemanes. En julio, el gobierno estadounidense acusó a la Argentina de ayudar a las potencias del Eje. Finalmente, el 27 de marzo de 1945, cuando la victoria de los aliados en Europa estaba asegurada, Argentina declaró la guerra a Alemania y Japón. Al mes siguiente, el gobierno firmó el Acta de Chapultepec, un convenio de asistencia mutua de las naciones americanas contra la agresión extranjera.” [2]

 Este marco histórico es el que se plantea al momento de publicarse nuestro libro de referencia a saber “El Aleph”, compuesto de piezas que corresponden al género fantástico, publicado en 1949.

 

“A lo largo de toda su producción, Borges creó un mundo fantástico, metafísico y totalmente subjetivo. Su obra, exigente con el lector y de no fácil comprensión, debido a la simbología personal del autor, ha despertado la admiración de numerosos escritores y críticos literarios de todo el mundo. Describiendo su producción literaria, el propio autor escribió: <<No soy ni un pensador ni un moralista, sino sencillamente un hombre de letras que refleja en sus escritos su propia confusión y el respetado sistema de confusiones que llamamos filosofía, en forma de literatura>>”[3].

 Vamos a describir 3 de los de los relatos que resaltan en la lectura del “Aleph”[4]

 1. El inmortal:

Junto a una traducción de la Iliada aparece el relato de Marco Flaminio, un tribuno militar de un de las legiones de Roma. Marco se aventura a conseguir la “Ciudad de los Inmortales”. Para los filósofos romanos con los que él se entrevista dilatar la vida de los hombres era dilatar su agonía. Luego de varios atentados contra su vida por parte de los que lo acompañaban en la empresa la encuentra. Se encuentra con un ser muy similar a un hombre que no habla y él le llama Argos. Pero que resulta ser Homero quien es exaltado en la obra. En este relato se pretende hacer referencia a una presunta ética de los muertos, la práctica diaria de un ser inmortal. Su rutina.

2. Los Teólogos:

La historia de un debate entre dos importantes teólogos, Aureliano y Juan. Un libro no ha sido quemado: el XII Libro del Civitas Dei, donde se relata que las cosas se restauran con el pasar del tiempo. Pues el tiempo se da de manera circular y no como una lineal proyectada al infinito. Este libro había sido leído y releído. Aureliano se entera que unos anulares o monótonos profesan tal doctrina. Juan Panonia había sido reconocido y respetado por su tratado: “De septima affectione Dei sive de aeternitate” o “El séptimo atributo de D-s”. Que se proponía a impugnar tal herejía. Pero el trabajo de Aureliano consistía justamente en trabajar el tema de los “Atributos de D-s”.

Ya Juan de Polonia se había inmiscuido en sus asuntos y no soportaría otra intromisión. En nueve días realizó un trabajo acerca del asunto y el décimo recibió una misiva para ser refutado por Juan. Junto a esta invitación le llegó otro trabajo relacionado con el tema elaborado por Juan. Aureliano envía el suyo a Roma sin modificar una letra. El debate se da en el Concilio de Pérgamo (meses después) que resulto en una condena a la hoguera de Euforbo. Esta pelea se siguió dando entre ellos secretamente. Al tiempo un antiguo colaborador de Juan empieza a escribir algunos párrafos cuando quiso escribir la tesis atroz de que no hay dos momentos iguales y no pudo. De repente escribe una oración de veinte palabras se presentó a su espíritu y se dio cuenta que era ajena, una oración que había escrito Juan. Este último fue condenado por profesar opiniones heréticas. El diálogo termina de la siguiente manera: “El final de la historia sólo es referible en metáforas, ya que pasa en el reino de los cielos, donde no hay tiempo. Tal vez cabría decir que Aureliano conversó con D-s y que Éste de interesa tan poco en diferencias religiosas que lo tomó por Juan de Panonia. Ello sin embargo, insinuaría una confusión de la mente divina. Más correcto es decir que en el Paraíso, Aureliano supo que para la insondable divinidad, él y Juan de Panonia (el ortodoxo y el hereje, el aborrecedor y el aborrecido, el acusador y la víctima) formaban una sola persona”.

3. Deutsches Requiem: Relato del pensamiento de un nazi llamado Otto Dietrch zer Linde. Sus reflexiones desde la prisión temporal en la que se encuentra antes de ser fusilado por perturbador y asesino. Una de sus frases son “durante el juicio no hable, hubiera parecido una cobardía”, “ No pretendo ser perdonado, porque no hay culpa en mi, pero quiero ser comprendido”. “Mañana moriré pero soy un símbolo de las generaciones del porvenir”.”Dos pasiones me permitieron afrontar con valor y con felicidad muchos años infaustos: la música y la metafísica… hay dos nombres que no me niego a omitir: el de Brahms y el de Schopenhauer.” “Hacia 1927 entraron en mi vida Nietzsche y Spengler… para libertarme de una influencia que sentí opresora, escribí un artículo titulado Abrechnung mit Spengler, en el que hacía notar que el monumento más inequívoco de los rasgos del autor llama fáusticos no es el misceláneo drama de Goethe sino un poema redactado hace veinte siglos, el De rerum natura.” –Leer nota del autor Pág. 95-.

El siete de Febrero de 1941 fui nombrado subdirector del campo de concentración de Tarnowitz. Nos remitieron al insigne poeta David Jerusalem… era el prototipo del judío sefardí, si bien pertenecia a los depravados y aborrecidos Ashkenazim. Fui severo con él no permití que me ablandaran ni la compasión ni su gloria. A fines de 1942 perdió la razón; el primero de Marzo de 1943 logró darse muerte. Ignoro si Jerusalem comprendió que si yo o destruí, fue para destruir mi piedad. Y termina diciendo: “Se cierne ahora sobre el mundo una época implacable. Nosotros la forjamos, nosotros que ya somos su víctima. ¿Qué importa que Inglaterra sea el martillo y nosotros el yunque? Lo importante es que rija la violencia, no las serviles timideces cristianas. Si la victoria y la injusticia y la felicidad no son para Alemania, que sean para otras naciones. Que el cielo exista, aunque nuestro lugar sea el infierno. Miro mi cara en el espejo para saber quién soy, para saber cómo me portaré dentro de unas horas, cuando me enfrente con el fin. Mi carne puede tener miedo; yo no.”.

Es importante decir que Borges en muchas oportunidades se mostró en contra del nazismo con este tipo de relatos. Ya en mayo de 1937 publica en Sur una nota titulada “Una pedagogía del odio” en la que critica la edición de un libro titulado Trau keinem Fuchs aut guener Heir und keinem Jud bei seinem Eid o No confíes en un judío por sus juramentos. Su “Anotación al 23 de Agosto de 1944”, escrita con motivo de la liberación en París, propone su definición de nazismo: “Ser Nazi (jugar a la barbarie enérgica, jugar a ser un viking, un tártaro, un conquistador del siglo XVI, un gaucho, un piel roja) es, a la larga, una imposibilidad mental y moral. El nazismo adolece de realidad, como los infiernos de Erígena. Es inevitable; los hombres solo pueden morir por él, mentir por él, matar y ensangrentar por él. Nadie, en la soledad central de su yo, puede anhelar que triunfe”.

 

[1] Daniel Balderston, Gastón Gallo y Nicolás Helft. Borges: Una Enciclopedia. Editorial Norma. Argentina. 1999.

[2] ©Enciclopedia ENCARTA 2004. Clave: Argentina. 1993-2003 Microsoft Corporation. 2003.

[3] ©Enciclopedia ENCARTA 2004. Clave: Jorge Luis Borges. 1993-2003 Microsoft Corporation. 2003.

[4] El Aleph, Jorge Luis Borges. Editorial Alianza. 2003.

Powered by CComment