El texto de Nietzsche sobre las transformaciones del espírituù versa sobre los tres momentos que el autor reflexiona como evolución del espíritu; en él se plantea el hecho de que el espíritu se somete a tres transformaciones, y las mismas pueden considerarse como sigue, a saber: Siguiendo al autor, el espíritu pasa por tres etapas; en primer lugar está la etapa del camello, aquí se representa el espíritu paciente, ese espíritu que gabela con lo más pesado, así como el camello, éste lleva su carga hacia el desierto.

 

Luego, en lo solitario del desierto tiene lugar la segunda transformación, en ésta el espíritu se convierte en león; el mismo se propone apresar su libertad así como el león asalta a su presa. El espíritu desea ser señor de su propio desierto; con esto, quiere batallar con el dragóné y así alcanzar la victoria. Nietzsche expresa que hubo un tiempo en el que se amó el “deber”, pero dicho tiempo ya pasó, el espíritu puntualiza su libertad, su “querer”.

Ahora bien, siguiendo a Nietzsche nos preguntamos: ¿para qué se precisa el león en el espíritu? ¿por qué no basta el camello que renuncia a todo y es respetuoso? A esta cuestión el autor responde que, el león es necesario al espíritu para crearse libertad para un nuevo crear.

La tercera transformación que el espíritu sufre es la del niño, pero, ¿por qué el león necesita convertirse en niño? ¿qué puede hacer el niño que el león no ha podido? Sobre estas interrogantes Nietzsche expone que, el niño es la inocencia, el olvido, éste representa un nuevo comienzo; y para el juego del crear se precisa todo esto. El espíritu bajo la figura del niño aspira hacer su voluntad y pretende aprehender su mundo.

Así, Nietzsche plantea que ha expuesto sobre las transformaciones, explicando cómo el espíritu llegó a ser camello, y el camello se convirtió en león, y en león, finalmente, en niño.

 

ù La idea central de Nietzsche para desarrollar nuestro ensayo fue tomada de: NIETZSCHE,  Friedrich. Así habló Zaratustra. Traducción de A. Sánchez Pascual. Alianza Editorial.

é El dragón para Nietzsche representa el “deber”, y el espíritu profesa el “querer”. Los valores brillan a través de la escamas de los dragones, y el más poderoso de éstos reza:”todos los valores de las cosas brillan en mí.”

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