Aristóteles en este libro hace referencia a los que le precedieron señalando que el error de ellos fue omitir a la esencia, esta es la que ser “lo que es”, entonces es anterior  a los atributos. Por tanto, debieron estudiarla y seguir con sus atributos, lo que hicieron  ellos fue estudiar los atributos.

 

A su vez, Aristóteles señala que algunos de los filósofos reconocen que los seres están compuestos de contrarios. Para él los físicos sólo estudiaron la causa material, señalando su arje con esta y dejaron de lado las demás causas. Esto trae como consecuencia, que todo lo que se conoce es corporal, sin embargo, existen cosas no corpóreas, por tanto, no tomaron en cuenta dichas cosas, sino que se centraron en un modo de ser en particular, y no del ser en  cuanto ser, síguese que dejaron los otros modos de ser de lado. De ahí que: “… conocer perfectamente cada uno de los géneros de los seres es tener todo lo que se necesita para afirmar los principios más ciertos de cada cosa…”[1].

Dice Aristóteles que ese principio necesario para conocer las cosas es “el de no contradicción”, o lo que es lo mismo: es imposible que un ser sea y no sea al mismo tiempo, con esto hace alusión a algunos filósofos que le precedieron,  ya que,  para ellos los seres estaban formados de contrarios, este constituía su principio. Sin embargo, él establece una aclaratoria, bajo la cual “una cosa puede ser y no ser al mismo tiempo”, únicamente  es en sentido nominal; según la relación de la semejanza de la palabra, pero en la realidad no se lleva a cabo esa vinculación y, de lo que se trata “es de lo real”. Ergo, ha quedado sentado la imposibilidad de los contrarios, siendo la esencia “lo que es” de alguna manera determina e imprime identidad en el sujeto, entonces no se puede decir según Aristóteles; que todo es accidente y mucho menos afirmar la contradicción en ellos de manera simultanea.

            Ahora bien, en lo que se refiere a Protágoras con relación a su frase “El hombre es la medida de todas las cosas”, Aristóteles dice que  eso constituye el poder de negación o afirmación para todas las cosas, y ya nos ha dicho el estagirita que una cosa no puede no ser y ser al mismo tiempo, porque la oposición de los contrarios es imposible y quien tratase de demostrarla incurriría en una falacia de atenencia lógica, a saber: “petición de principio” un razonamiento circular, en el cual la premisa del razonamiento es utilizado como conclusión. De igual manera se expresa de la doctrina de Anaxágoras, dado que él concibe al ser y no ser conjuntamente, y de Heráclito en su oposición de los contrarios; que es donde esta la armonía, el equilibrio. A su vez, Demócrito concibe que el no ser y el ser se encuentran, esto es lo vació y lo lleno, según nos dice Aristóteles, de ahí que:

“… Demócrito pretende o que no hay nada verdadero o que no conocemos la verdad. En una palabra, como, según su sistema, la sensación constituye el pensamiento, y como la sensación es una modificación del sujeto, aquello que aparece a los sentidos es necesariamente en su opinión la verdad…”[2]

            Por oto lado, Aristóteles explica que de alguna manera el no ser puede producir algo pero es en potencia, esta es “lo que puede llegar a ser, pero no es”, en acto es insostenible que se presenten los contrarios, porque el acto “es lo que es”. El ser entonces, es en acto y en potencia, esta última es lo que puede llegar a ser pero no es.

            Para Aristóteles lo que hace que algunos filósofos afirmen la oposición de los contrarios, es que únicamente ven las cosas desde el punto de vista de lo físico, en otras palabras; de lo sensible, caracterizando así al ser con lo materia. Empero, la materia no se mantiene inmóvil, sino que, sufre transformaciones puede llegar a ser lo que antes no era, esto es por la  “potencia”. Luego, se desprende que de todo cambio no se puede decir la verdad de los seres, por estar en continuo movimiento, entonces no se puede establecer lo verdadero en el cambio. Habiendo Aristóteles demostrado que no todo cambia, o sea, que hay algo que permanece, ha refutado la doctrina de los filósofos antes mencionados.

            Para finalizar, Aristóteles también se refiere al “principio del tercio excluido”, el cual se basa en que no puede haber término medio en dos proposiciones contradictorias.

 

[1] Aristóteles: “Metafísica”. Ediciones Universales – Bogota. Pág 85.

[2] Aristóteles: “Metafísica”. Ediciones Universales – Bogota. Pág. 96

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