No hay duda que si enumeramos las personas más influyentes en la historia del pensamiento occidental y por tanto de nuestra civilización, Sócrates estará entre los primeros. Aún cuando de él no tenemos textos propios sino referencias de sus contemporáneos y sucesores, su influencia es evidente.

 

La Herencia de Sócrates[1]

Si bien algunos han puesto en duda su existencia por lo antes mencionado, el autor hace una comparación con otros personajes influyentes que tampoco dejaron escritos y que su pensamiento fue expandido por contemporáneos, por ejemplo tenemos el caso de Jesús hijo de José de Belén.

El autor hace un breve repaso por algunas reflexiones llevada a cabo por autores[2] como Ritter y Wilamowitz para hacer referencia por ejemplo al hecho de que ya “Platón, dramaturgo innato, había escrito ya tragedias antes de entrar en contacto con Sócrates”[3], hecho que para otros autores o estudiosos de Sócrates, dan pie a la duda por su existencia.

En este sentido la opinión está dividida, por una parte están los que argumentan que las sutiles diferencias que se pueden encontrar en el pensamiento socrático-platónico obedece a la evolución propia del pensamiento platónico y por otro lado los que concluyen que estas diferencias corresponden a un punto de quiebre entre el pensamiento de uno y el pensamiento del otro.

En todo caso y al margen de esta discusión, tenemos que Sócrates representa un quiebre en el discurso y preocupación en la historia del pensamiento. Hasta entonces, el pensamiento filosófico se comenzó a desarrollar discursos, diálogos, preguntas, respuestas, acuerdos, argumentación. Pues todo esto implica la “mayéutica”, método que hace referencia al hecho mismo de “parir” ideas, tal cual como se hace en un parto.

Con respecto a la preocupación, podemos encontrar en el pensamiento pre-socrático una preocupación por el universo y su orden. Precisamente a partir de esta preocupación es que podemos decir que se inicia el pensamiento filosófico, por el tratar de dar cuenta de una realidad que parecía tener un orden desconocido. Pensadores como Tales, Anaxímenes, Anaximandro y Parménides, se vieron interesados por estas cuestiones. A este período de la historia de la filosofía se le conoce como la “Filosofía de la Naturaleza”, más allá de que en ningún momento pretendemos negar las implicaciones en la reflexión metafísica que cada uno aportó, y que es mucho más evidente en Parménides.

Sin embargo nos topamos con un Sócrates que hace un viraje hacía el hombre, a su individualidad y a su sociedad, en el que encontramos disertaciones sobre el amor, el conocimiento, la muerte y el alma así como la virtud, la sociedad, su estructura, la paz y la guerra.

 

 Por momentos Sócrates parece verse opacado por otras realidades y preocupaciones, sobre todo en el que se propagó la doctrina cristiana o en la modernidad, sin embargo sus reflexiones no perdieron vigencia y fueron referencia directa en los momentos antes referidos.

 

 

[1] Reporte de lectura de “La Paideia” Libro III Capítulo II – “La Herencia de Sócrates”. Jaeger, Werner. Fondo de Cultura Económica, México DF, Segunda Eición 1962 - XXIII Imp. 2012

[2] Id. Pp 393 Nota 5 del Autor: “Entre los especialistas modernos que sitúan el nacimiento de los diálogos socráticos como forma literaria ya en vida del propio Sócrates, citaremos solamente a Constantin Riter, Platón (Munich, 1910) t. I, p 202 y a Wilamowitz, Platón (Berlin, 1919), t I, p 150. Esta hipótesis cronológica sobre los primeros diálogos platónicos se halla relacionada con la concepción que los citados autores tienen de la esencia y el contenido filosófico de estas obras. Cf. Acerca de esto infra, pp 468 ss”.

[3] Id. Pp 395

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