Heidegger en su texto se interroga por la esencia de la obra de arte, es decir lo que ella es. El origen de ella se encuentra estructurada en la relación de la causa y el efecto, a saber: el artista y la obra, los cuales deben su nombre al arte y sin este no habría artista ni obra, de manera que entran en estrecha relación arte, artista y obra. A continuación nuestro autor buscará delimitar la esencia del arte para saber qué es aquello que significamos cuando decimos que el origen de la obra es precisamente el arte y de esta forma entender la obra, puesto que ésta se comprende en la medida que se entiende el arte. Sin embargo, esto para nuestro autor es un laberinto sin salida, es decir, si la esencia de la obra es el arte, se sigue que comprendemos el arte a medida que entendemos la obra pero ella se entiende a partir del  arte.   

 

El origen de la obra de arte[1]

Heidegger sostiene que para encontrar la esencia del arte que se encuentra en la obra, debemos dirigirnos hacia la obra, es en este momento que se observa que las obras están en varios lugares, son objeto de los sentidos. Dicho observar desprende que las obras existen igual que las cosas, de manera que surge una característica de la obra, que se traduce en lo que tiene de cosa la obra de arte. La estética no pasa por alto lo cósico de la obra pero tampoco se centra en ella, puesto que influye otro elemento que resulta ser lo artístico. La obra de arte es una creación que representa y otorga sentido en palabras de nuestro autor: “… alegoría y símbolo son el marco de representaciones dentro del cual se mueve hace largo tiempo la caracterización de la obra de arte…”.

                En el apartado “la cosa y la obra” en su texto elabora un análisis a lo que denominamos cosa. En primer lugar, la cosa es lo que aparece como la roca, la piedra, la nube pero también nombramos cosa a las no tangibles, como por ejemplo: ángeles, de ahí que Heidegger sostiene que en un sentido filosófico denominamos cosa a los entes en general. En consecuencia, la obra es una cosa en tanto que es un ente. De forma tal que en el mundo todo es una cosa y establece “mera” para significar a la cosa en un estado de pureza digamos de naturaleza buscando dar a entender que es ella misma.

 

 

[1] Heidegger, M. “El Origen de la obra de arte”. Madrid, Alianza. 1996. Edición digital (Número de páginas de la edición original no disponibles.)

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