Escuela de Atenas

En el texto señalan que la base de la filosofía platónica es la presocrática, en el tiempo que aparece dicha corriente filosófica, la educación era labor indiscutiblemente de los poetas y hombres de estado. Sin embargo, esto da un giro cuando aparecen los sofistas, pues ellos se decían educadores de la retórica y de la virtud, luego su papel se torna educativo.

 

Ahora bien, según Jaeger no es tarea fácil determinar cuando aparece el pensamiento racional, esto es: cuando se separa de lo mitos y propone que debió suceder en la epopeya homérica,  al estudiarla nos indica que lo racional se integró en la mitología, produciendo en ella  gran influencia, en este sentido, resulta que apenas es posible separarlos. En consecuencia, la filosofía  griega fue penetrando racionalmente, de manera progresiva, en la concepción religiosa “mitología” que servia de base para explicar el mundo.

La explicación del por qué la filosofía  griega  comienza con la indagación de la naturaleza “la Physis” y no con la del hombre, esta fundamentada en que: la investigación por el origen de las cosas es de carácter teórico, mientras que la del hombre no presentaba en ese momento esa connotación. Estos hombres que indagaron el origen de las cosas se consagraron a estas por encima de si. Luego, “… el espíritu griego,  formado en la legalidad del mundo exterior, pronto descubre también las leyes interiores del alma y llega a la concepción objetiva de un cosmos interior…”[1] De ahí que el autor establece una característica semejante para estos pensadores y es la “contemplación” ese ver profundo hacia el cosmos, de igual manera, nos dice que eso es producto de la libertad personal existente en Jonia, dado que en otros lugares esa actitud de los primeros filósofos hubiese provocado dificultades y escándalos. Empero, eso no ocurrió, sino que se transmitían las afirmaciones de ellos, lo cual implica que había comprensión a su alrededor, así acaeció con Tales de Mileto, según el cual el origen de las cosas es el agua. Anaximandro por su parte, se encargo personalmente de distribuir sus discursos. Esto trajo como consecuencia  para la época “que la verdad es lo que puedo explicar a través de la razón”.

En este contemplar de los primeros filósofos acerca del origen, intervienen dos aspectos según Jaeger,  no sólo bastaba lo que nos transmitían los sentidos, esto es de lo que tenemos un referente sensorial, sino que se trasciende de lo sensorial y la asimilación de lo buscado empíricamente. Dicho referente empírico viene de Oriente, pero ellos la complementan según lo refiere el autor.

Para dilucidar el espíritu de la filosofía  presocrática Jaeger se basa en un pensador en especial, este es Anaximandro y lo toma por su gran aporte, por su ver profundo, su apeiron “elemento indefinido e  indeterminado” del cual provienen todas las cosas y a el retornan por la lucha de los contrarios. Con Anaximandro hay una profundidad metafísica que no se da en los anteriores para el autor y ciertamente es así, Tales identifico al arje con el agua, Anaxímenes al aire y hasta el alma para él es aire, pero Anaximandro no lo delimitó con un referente sensorial. En este punto, el autor nos muestras las observaciones que realiza Aristóteles a Anaximandro, para el estagirita sólo un dios puede conducir, manejar el todo. En este sentido, el apeiron es identificable con lo divino.

La doctrina de Anaximandro presenta al cosmos como una comunidad de las cosas, sujetas a orden y a justicia y este ver de él viene del alma, según lo señala el autor. En resumen observamos que la noción del cosmos, su indagar se orientaba hacia el fundamento eterno de las cosas. Jaeger  nos dice que la interpretación del cosmos era importante para la formación del hombre griego.

Con Pitágoras de Samos ocurre un cambio, aparece una nueva ciencia “mathemata”, la cual comprende muchas cosas.  Por un lado la doctrina de los números, los cuales eran el principio de las cosas, cada número representa algo en la naturaleza. También se encuentra en ella: los elementos de la geometría, los fundamentos de la acústica y la doctrina de la música y el conocimiento de los tiempos de los movimientos de la estrellas, así lo expresa  Jaeger.

“… El descubrimiento del imperio de los números, en algunos de los dominios más importantes del ser, abrió amplio camino al espíritu inquisidor del sentido del ser, mediante el conocimiento de una norma residente en las cosas mismas de la naturaleza y a la cual es posible dirigir la mirada interrogante, y permitió a una especulación, que nos parece actualmente pueril, reducir todas las cosas a un principio numérico…” [2]

Entonces, en la educación griega entre un elemento nuevo a saber: las matemáticas con la complementación de la música. Luego, Pitágoras es reconocido como educador, además que en su escuela se dictaban clases, esto a su vez  influyó en la concepción de la educación griega.   

Pitágoras también considera al alma inmortal, además se plantea el mantener el estado de ella “la pureza” allende de estar unida con el cuerpo, habían ciertos parámetros para cumplirlo, por ejemplo: ellos no comían carne, eran una comunidad – los pitagóricos- ascética.

En el texto se explica por qué los hombres tienen la creencia de un destino divino y se da por ese contemplar “ver profundo” que les trae la imagen del devenir, de lo corruptible siempre constante, que además no depende de ellos, sino que le trasciende.

“… Con Empédocles se compenetran las creencias órficas sobre el alma y la filosofía natural de los jonios. Su síntesis nos muestra de un modo muy significativo como ambas doctrinas se unen y se complementan en una y la misma persona. Símbolo de esta unión complementaria es la imagen del alma, arrojada y llevada de acá para allá en el torbellino de los elementos: el aire, el agua, la tierra y el fuego la impelen y la lanzan sin cesar del uno al otro…”[3]

Por su parte con Jenófanes la filosofía se orienta hacia la poesía y Jaeger expresa que es por su tendencia a apoderarse de la acción humana, en la vida intelectual, sentimental y religiosa. En el ámbito religioso plantea que los dioses a los que hace referencia Homero,  no son divinidades,  pues dios es único, incomparable con los mortales, para este pensador. En resumen, la labor que realiza Jenófanes consiste en atacar la educación de Homero por su importancia en la cultura y educación griega, ya que el pensador no estaba de acuerdo con la educación dominante, se proponía insertar cambios profundos en lo moral y religioso, según lo señala Jaeger. Con Jenófanes “… la idea de areté, se halla en intima relación la nueva y pura manera de honrar a los dioses y el conocimiento del orden eterno del universo. Para él, la verdadera filosofía es la guía de la verdadera areté humana…” [4]

Parménides de Elea plantea que el Ser es, lo uno es y el no-ser no puede ser, de ahí que todo lo que es, es y no puede llegar a no ser o viceversa.  Las características del ser son inmóvil, indivisible, imperecedero, ingénito, eterno y homogéneo. Luego, el devenir y la contingencia no se dan en el pensamiento de él, más aun, son imposibles. Ciertamente Parménides establece una distinción en cuanto, lo que aparece a nosotros; lo dado empíricamente, en este ámbito se podría afirmar que el ser pasa a no-ser, sin embargo,  nos dice él que eso constituye la opinión “doxa”, la cual es producto de los sentidos. Por tanto la verdad de las cosas viene dado por el  pensamiento “logos”, de ahí la necesidad de abrazarse al “ser” pues se conjuga con el pensamiento, son uno. Esta doctrina de Parménides resulta en clara oposición a la de los naturologos al igual, que se aparta de lo cotidiano, de lo humano.

Heráclito de Efeso su arje es el fuego, plantea la lucha de la oposición de los contrarios, es decir entre el ser y devenir. Esta tensión es la que produce la unidad. La armonía. Expresa a su vez la multiplicidad de los conocimientos no proporciona sabiduría y según el autor el sentido de su ver, esta demarcado por sus predecesores, en cuanto a la concepción del cosmos. Así mismo,  con Heráclito la filosofía se torna hacia el hombre, dado que el exclama “Me he investigado a mí mismo”, esto pasa únicamente con él, por lo menos hasta que Sócrates expresa “Conocete a ti mismo”.

En consecuencia, el logos de Heráclito es un conocimiento que produce acción y palabra, establece la profundidad del logos del alma, pues es una vuelta del alma a sí misma, según lo señala el autor. En resumen, el logos es el que nos permite actuar y el único que entiende la ley divina bajo la cual están las leyes humanas. “… El logos de él es espíritu, como órgano del sentido del cosmos. En él vive y piensa el mismo “fuego” que impregna y penetra al cosmos como vida y pensamiento…”[5]

Caracas, Marzo 2006.-

 

[1] Werner Jaeger (2001): “La Paideia”. Fondo de Cultura Económica. México. Pág. 151.

[2] Werner Jaeger (2001): “La Paideia”. Fondo de Cultura Económica. México. Pág. 162.

[3] Werner Jaeger (2001): “La Paideia”. Fondo de Cultura Económica. México. Pág. 167.

[4] Werner Jaeger (2001): “La Paideia”. Fondo de Cultura Económica. México. Pág. 170

[5] Werner Jaeger (2001): “La Paideia”. Fondo de Cultura Económica. México. Pág. 178

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